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EL TIEMPO DE LAS COSAS

Proyecto Expositivo
 

Sala Borrón Oviedo_ 2019

Valey, Castrillón_ 2020

Sala Astragal, Gijón_2020

Comisaria Cristina Ramos

Comisariado por Cristina Ramos

Cartel El Tiempo de las Cosas. Tania Blanco

El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río; es un tigre que me destroza, peroyo soy el tigre; es un fuego que me consume, pero yo soy el fuego.
Jorge Luis Borges, Nueva refutación del tiempo, 1944-1946.


Con el paso de las estaciones, la corriente del mar comenzó a depositar cristales de diferentes colores en el litoral. Recuerdo una mañana lluviosa en la playa de Salinas en la que estaba haciendo surf, y me encontré con un sinfín de ellos cuando salía del agua. Su superficie había sido rebajada por la fuerza de las olas y la erosión de la arena, haciendo imposible identificar la forma original que tenían los cristales cuando eran objeto y habían terminado en el mar. Los que yo descubrí eran verdes, con tonalidades muy parecidas a los que Tania Blanco ha utilizado en la composición de sus obras. Pensé que tal vez habrían sido una botella de vino o alguna bebida azucarada. En realidad, se podría confeccionar un catálogo de bebidas a partir de los cristales que el mar arrastra: cristal marrón-cerveza, cristal blanco-anís, cristal azul-agua. Recordé entonces la colección de bebidas vintage del museo. De mis favoritas, había una americana de 7 Up que databa de los años sesenta cuya etiqueta “You like it…It likes you” (Te gusta…Le gustas)* sugería una correspondencia entre nosotros y los objetos, un diálogo de ida y vuelta.


En este contexto, es útil pensar en algunas de las afirmaciones de la Ontología Orientada a los Objetos, una corriente de pensamiento originada por Graham Harman que trabaja en oposición a las filosofías que privilegian el ser humano. Según la OOO, la realidad está compuesta de cosas y no sólo de palabras y conceptos. En este sentido, todos los objetos y los cuerpos cuentan en tanto que matéricos y podemos hablar delas cosas de una manera filosóficamente contundente.


Además, los y las teóricas adscritas a esta línea de pensamiento, argumentan que pensar en las cosas que quedan excluidas de los sistemas de significado humano puede ayudar a entenderel tipo de mundo en el que vivimos ahora —llamémosle era digital, Antropoceno, o sexta extinción—. La cuestión es que contenemos multitudes materiales que están directamente relacionadas y condicionadas por el paso del tiempo. Pero es difícil alcanzar la esencia de las cosas. Se retiran, selladas al vacío en sus corazas materiales. Después de todo, “las cosas nos dejaron, mortales, hace mucho tiempo y estarán aquí mucho después de nuestra muerte, creando su propio mundo e historias”, escribe Irina Aristarkhova**. ¿Pueden los cuerpos inorgánicos tener vida? ¿Puede la materialidad en sí misma ser
vivaz? ¿Y si en vez de sujetos nos consideráramos objetos?


Pensar en las obras de Tania Blanco es reflexionar en torno a nuestra forma de percibir el tiempo, a menudo ligada a un sistema cronológico o a la memoria, y sobre cómo el tiempo está íntimamente atado al cambio de las propiedades de la materia. Para confeccionar El tiempo de las cosas, una serie de elementos han sido seleccionados por la artista y expuestos a fenómenos naturales (aire, viento, agua de mar, tierra) durante un periodo concreto en dos puntos geográficos vinculados a su experiencia personal: la Bahía de Cádiz y la cornisa cantábrica. De esta forma, Blanco trabaja con el paso del tiempo mismo y con la incidencia del entorno para conformar una obra en la que la duración se define como un proceso que sólo puede ser percibido a través de los cambios en las superficies,
en las cosas, en los objetos.


Estos cambios formales se aprecian en algunas obras a través de la ordenación de sus componentes en degradados cromáticos,provocando juegos lingüísticos y conceptuales. Citando a la artista, “por un lado, la palabra degradado significa rebajar, reducir, atenuar. Por otro, se refiere al tránsito de un color a otro, a organizar unos materiales a través del espectro de sus colores visibles”. Al comparar y seleccionar los mismos materiales en regiones geográficas muy diferentes, se hace latente el aspecto cambiante del tiempo y la dificultad de relacionarnos con él a través de un reloj atómico que pretende ser global. En cambio, la quietud de las obras nos invita a transportarnos a los principios de la historia del tiempo, cuando el existir estaba unido al paso del día y de la noche, a los cambios de luz, y a la observación de lo que permanece y de lo que muta en los objetos. El tiempo de las cosas es el nombre de una experiencia propia del territorio de la proximidad y la contemplación. Proximidad entre cuerpo y objeto, entre objeto y hábitat. Esta proximidad no se mide en minutos ni en años, sino en el acercamiento a todos los elementos del paisaje.


Cristina Ramos

* Objeto citado en Jane Bennett, The Force of Things: Steps toward an Ecology
of Matter, 2004. Disponible en: https://philpapers.org/rec/BENTFO-24


** Citada por Rebekah Sheldon en “You Can’t Have Me: Feminist Infiltrations
in Object-Oriented Ontology”, publicado en LA Review of Books, 2017.
Este texto con aires de ficción teórica ha sido escrito gracias a las indicaciones
de Patricia Cayón Vega y Pablo de Lillo.

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